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Press release



My research in recent years is an investigation of some of the cardinal points from which all my work is derived. These are: Habitat (the environment), in the broadest sense of the word, human nature and that of the animal world, all considered small sets of molecular masses moving in space. It can all be summed up in a single concept, that which the Platonists use to indicate the vital essence of nature in its entirety or more specifically, the Anima Mundi or “soul of the world, “considered a single living organism.

This represents the unifying principle from which they then take form as individual organisms, which, while articulating themselves and differentiating themselves each according to their own specific particularities, are, in the end, bound together in a common universal soul. 

To prove this thesis, from the biological point of view and that everything is a part of the whole, inside our skins there are limits between inside and outside, between us and them, we are made of the same material that comprises the world, we’re not outsiders (strangers). Our body is made up of 96% hydrogen atoms, carbon, oxygen and nitrogen, which are four of the key elements in the universe.

While aware of this dependence upon our planet, we did not realize that it’s time to reverse the anthropocentric perspective: whose hypothesis (pl) is at the very root of the concept of Ecosophy (the shift in man’s position, no longer superior to living creatures but a part of the ecosphere). I do not  want to speak of utopia, but even today, in many cultures (among the least globalized) the term “mother earth” is understood as innately wise, who knows just how to provide and care for her creatures.

La base teórica de mi investigación se basa en torno a unos puntos cardinales sobre los que gira todo mi trabajo. Estos son: “el Hábitat”, en su sentido más puro posible; la naturaleza humana y animal consideradas como pequeñas masas moleculares juntas que se mueven por el espacio.Seguramente todo esto puede ser resumido en un solo concepto que los platónicos usaban para explicar la vitalidad de la naturaleza en su totalidad, llamada “Anima Mundi” o, alma del mundo; considerada como un único organismo viviente.

Esto representa el principio unificante de donde cogen forma los organimos individuales, los cuales, por articularse y diferenciarse entre sí, a parte de su propia especificidad individual, dan lugar al mismo tiempo, a una conexión entre ellos que deriva en una común alma universal.
 Apoyando este estudio también desde un punto de vista biológico, todo es parte del todo, dentro de cada uno de nuestros miembros existe un “límite” interior y exterior, entre nosotros y el resto. Estamos hechos de la misma materia que compone el mundo, donde no somos extranjeros. Nuestro cuerpo está compuesto de un 96% de átomos de hidrógeno, oxigeno y azufre; que son cuatro de los elementos más presentes en el universo.
 Debemos ser más conscientes de la dependencia que nos une a nuestro planeta; no nos damos cuenta de que es la hora de cambiar, cambiar esa perspectiva “Antropocéntrica” por la base del concepto “Ecosófico”, en el que el horizonte mental del hombre cambia, no es más que el resto de seres vivos, pero si parte de la ecosfera. No querría hacer una utopía de esto, pero a día de hoy, en muchas culturas (las menos globalizadas), la expresión “madre tierra” es usada para dar valor de sabiduría; el sabio que es capaz de cuidar de sus criaturas.

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